SANAR/HERIR
Se que es un tema para tratar con bastante sensibilidad, y desde luego, que alguien que lo ha sufrido lo contaría años luz mejor que yo.
Lo único, que puedo contar son los bajones que he tenido y puedo llegar a tener. Soy consciente de ellos, a la mínima que me descuido suceden. Se que no es equiparable, aunque queden lejos del típico día malo que todos podemos llegar a tener. Yo, la verdad, que parece que no levanto cabeza desde el verano pasado. Lo único, que puedo sacar en positivo de esta temporada, es que he aprendido a diferenciar un dolor de otro, entre mi propio agujero negro personal y lo que es el luto.
Este ultimo, es duro, aunque sea una fase natural de la vida. Si, lo pasas mal, jodidamente mal. Por experiencia propia y muy cercana en el tiempo lo se. Hechas de menos a esa persona y todo lo que la rodeaba. Ves un constante vacío allí donde estaba. Es un dolor frío que quema, pero no deja de ser puntual, cuando lo sueltas, empieza a dejar de doler.
El agujero negro no. Ese siempre esta ahí, por muy pequeño que sea. Yo volví a caer el otoño pasado, por algo tan sumamente pequeño, que en otro momento de mi vida no le hubiese hecho ni el mas mínimo caso. Pero no fue así, supongo que llevaba mucho acumulado encima. Es gracioso, lo mucho que nos puede afectar una persona (o los sentimientos que tenemos por esa persona), hasta el punto de caer en picado y replantearte todo lo que haces. Puede que yo también sea de extremos, no hay que eliminar opciones. 
Un simple “no me he acordado” desencadena una pequeña crisis que te hace replantearte con 27 años que haces con tu vida: Vivo con mis padres, no tengo trabajo, no tengo pareja, mi verdadera amiga la cuento con un dedo, no tengo talento, lo que hago no sirve, soy horrible, soy gorda, fea, perezosa, no se de la vida nada… así sucesivamente hasta que te ahogas en tu propia ansiedad y te cuesta todo. El levantarte todos los días es como si corrieras una maratón. Le sonríes a la gente, porque toca hacerlo, aunque sea lo ultimo que te apetezca. No entiendes los chistes. Te hablan y no oyes, es como un sonido de segundo plano. Es como ir con el piloto automático puesto por la vida, estas pero en realidad no. Y así un día, y otro día, y otro día… hasta que, sin darte cuenta, han pasado meses. Ya no se si es por costumbre, pero llega un momento que te lo tomas como si esa realidad fuera verdadera y empiezas a convivir con ella. No se si es esa normalidad, pero en mi caso empece a pelearla (aunque yo tampoco lo diría así, sino mas bien a aceptarla). El mirarme o forzarme a mirarme al espejo, es lo que consiguió que poco a poco empezara a cuidarme y valorarme.
Este es mi caso. Yo no lo llamaría depresión, creo que le queda muy grande, pero es a lo que me he aferrado al crear esta serie, a ese sentimiento o estado mental que pase durante varios meses. Es lo mas cercano que he sentido, y no lo he pasado una sola vez, sino varias veces en mi vida. Esta, simplemente, es una mas. Muchas veces me pregunto, si soy yo la rara. La que se toma muy a pecho X cosas que a otras personas le dan igual.

O sencillamente, solo sigo siendo esa niña pequeña que tiene miedo a las personas. Miedo a aferrarme a una persona y perderla, o lo que es peor, a que me haga daño.
SANAR/HERIR
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